Los complejos en la niñez como en la vida adulta.

El término complejo tiene diferentes acepciones o interpretaciones según el contexto en el que se esté tratando. Desde el Psicoanálisis, representa una forma de conducta; desde la semántica básica  es  como algo que posee un problema, dificultad o con complicada solución, también se dice de algo que está compuesto por varios elementos.  Para Freud, cada persona tendría sus complejos en alguna medida.

Freud describe el clásico complejo de Edipo y de Electra, que se da en los hombres y  mujeres que no pueden vivir sin su padre o madre, respectivamente.

Los complejos de superioridad o de inferioridad son muy populares. Usualmente escuchamos: "Aquel tiene complejo de superioridad" o "esa es una acomplejada". El primero en hablar sobre  estos complejos fue Adler quien manifestaba que nuestra misma incapacidad para valernos solos cuando pequeños, desde el nacimiento, nos hace proclives al sentimiento de inferioridad. Cuando este sentimiento se hace permanente y en la adultez surge entonces el "complejo de inferioridad". Este complejo surge también después de haber tenido un fracaso amoroso, laboral, familiar o social en un ámbito escolar; de ahí la gran importancia de la formación y acompañamiento que brindan los padres a sus hijos ya que deben propender por el fortalecimiento del autoestima de tal manera que cuando los niños o adolescentes tengan un problema o situación de derrota, prontamente se repongan y tomen la situación como una experiencia positiva y de aprendizaje, fortaleciendo su personalidad.


La psicología ha estudiado otros complejos. Entre ellos podemos mencionar el "complejo de castración" que es el temor que el niño tiene de perder sus genitales, asociado al "complejo del pene o los senos pequeños" o el "complejo de Caín", que tiene que ver con la rivalidad fraterna.

Algunos autores en la actualidad han descrito ciertos complejos como el de "Peter Pan" para referirse a adultos masculinos inmaduros. El "complejo de Wendy", para definir a algunas mujeres que asumen el rol de "madre sustituta" de su pareja. El "complejo de Culpa", donde la persona vive aquejada de sensación de culpabilidad, por ejemplo, la culpa que sienten muchas madres al trabajar fuera de la casa y que piensan que no le dedican tiempo suficiente a sus hijos o el "complejo de Superman" en algunos hombres que se creen su supremacía física o mental por encima de otros, el cual se observa mucho en los gimnasios y en círculos intelectuales.

En los adultos, los complejos los hacen ver como personas retraídas, en ocasiones como antipáticos y poco sociables; también puede notarse “excesos”, y ver a estas personas como pesadas, celosas o dramáticas; todo dependiendo del complejo que padezca.

Antes de ubicarse en alguno de estos, y tal vez no pertenezca a ninguno, los más importante es tener una observación introspectiva y de su comportamiento para mirar si está cayendo en excesos.  Para superarlos lo primero es reconocer que existe el complejo, preguntando a las personas que nos rodean. Luego analizar las razones por la que necesitamos practicar esta conducta. Es necesario entender que todos tenemos defectos y virtudes y estar conscientes de nuestras limitaciones, aceptarlas y ver cuáles pueden ser cambiadas y cuáles no. En muchos casos los excesos hacen que la persona se encasille en un perfil complejo que lo lleve a tener problemas con las personas que lo rodean.

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